El domingo, 9 de junio, la lista de Reagrupamiento Nacional (RN) ganó las elecciones europeas en Francia por un amplio margen. Este resultado confirma la cristalización de las fracturas geográficas, sociales y culturales. Pero yo creo que, más que de “fracturas”, ya hay que hablar de un verdadero cisma, un cisma cultural entre las clases medias y trabajadoras y “el mundo de arriba”, el de las clases integradas o altas. Como reacción ante ese cisma, Emmanuel Macron acaba de decidir la disolución de la Asamblea. Su estrategia es sencilla y pretende aprovechar la extrema polarización del debate: socialdemocracia o fascismo. Ahora bien, jugar con la extrema derecha es una apuesta arriesgada.
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