Las calles de Zaragoza sufren una transformación constante que puede pasar desapercibida para los ojos de los ciudadanos. Los trabajadores que pasan el día dando vueltas por la ciudad son los primeros en percatarse de los grandes cambios. Este colectivo se entera de las aperturas de nuevos locales, de aquellos que se traspasan por jubilación y también de cómo y dónde se cometen algunos crímenes.
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