Durante la pandemia, el canal de WhatsApp de mi comunidad de vecinos cerró. Mejor dicho, el presidente abrió otro en el que solo podía escribir él, porque la proliferación de mensajes políticos susceptibles de provocar discusiones y, sobre todo, las informaciones no comprobadas diluían los mensajes importantes. Había de todo: mañana dejarán salir a los apellidos entre la A y la M, Bill Gates revisa tus bolsas de basura o se ha celebrado una fiesta en La Moncloa con mariachis. Todas están inspiradas en cosas que se propagaron durante esos días. Uno de los principales difusores de bulos de España, Alvise Pérez, acaba de conseguir tres eurodiputados y fue en esos días de videoconferencias y pan casero cuando comenzó a montar su negocio.
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